Restauración | Arquitectura

Restauración invisible: La casa High Sunderland

El estudio consiguió una «restauración invisible» al incorporar un diseño abierto y su integración con el entorno natural gracias a su amplio uso del vidrio.

La casa High Sunderland, una joya de la arquitectura modernista diseñada por Peter Womersley en 1957, se encuentra en las fronteras escocesas. Originalmente fue el hogar de los reconocidos diseñadores de textiles Bernat y Margaret Klein, quienes la utilizaron, no solo como residencia, sino también como estudio y sede de eventos culturales. Tras sufrir un incendio en 2017, la propiedad pasó a manos de nuevos propietarios que encargaron al estudio Loader Monteith su restauración, enfocándose en preservar su esencia original mientras se adaptaba a los estándares contemporáneos de sostenibilidad. El estudio consiguió una «restauración invisible» al incorporar un diseño abierto y su integración con el entorno natural gracias a su amplio uso del vidrio.

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LA RESTAURACIÓN

Se estructura en una sola planta con 14 bahías alineadas en una cuadrícula de 2.4 metros, con detalles en madera Makore y paneles de vidrio, que le confieren una transparencia única. En el interior, las áreas de vida, descanso y baño están delimitadas por paneles de vidrio laminado y paredes de madera, preservando la visión original del diseño.

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En la restauración, se hicieron esfuerzos significativos para mejorar la eficiencia energética de la casa. Se reinstalaron las cerchas de acero del techo, el aislamiento y el panelado de madera, y se agregaron nuevas tecnologías como calefacción por suelo radiante y actualizaciones en el sistema eléctrico. Estas mejoras no solo respetaron el diseño histórico sino que también lo adaptaron a las necesidades actuales de confort y sostenibilidad.

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La renovación de High Sunderland ha sido reconocida en el mundo de la arquitectura y la conservación, destacando su importancia en los Dezeen Awards 2021. Esta restauración representa un equilibrio entre el respeto al patrimonio arquitectónico y la incorporación de tecnologías modernas, demostrando cómo la arquitectura histórica puede adaptarse y seguir siendo relevante en el siglo XXI.

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Fuente: Despierta y Mira

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