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La rehabilitación energética de edificios

La rehabilitación energética es el conjunto de actuaciones que pueden ser realizadas en fachadas, cubiertas e instalaciones para reducir el consumo energético.

Casi un 30% de la energía que se consume proviene de los edificios, cuya rehabilitación energética es responsabilidad de todos los agentes de la sociedad: de ámbito profesional (técnicos, promotores, constructores…) y también de los propietarios que puedan contemplar estas mejoras en sus proyectos de rehabilitación.

¿Qué es la rehabilitación energética?

Se define como rehabilitación energética el conjunto de actuaciones que pueden ser realizadas en fachadas, cubiertas e instalaciones de edificios para reducir la factura de la luz y el consumo energético, así como mejorar el confort.

Beneficios de la rehabilitación energética

Las actuaciones a tomar en materia de rehabilitación energética tienen diversos beneficios, como los siguientes:

  • Reducción de la demanda y el consumo energéticos del edificio; es decir, disminución tanto de la cantidad de energía necesaria como de la demandada por las instalaciones para satisfacer los requerimientos de confort y la demanda de los usuarios.
  • Oportunidad de generar energía térmica con la incorporación de energías renovables como la biomasa, la geotérmica o la solar térmica. Esta última, además, permite producir, almacenar y compartir la propia energía eléctrica con instalaciones de autoconsumo fotovoltaico.
  • Disminución de las emisiones de CO2.
  • Aumento del confort térmico y acústico gracias al aislamiento.
  • Resolución de los posibles problemas de humedades y corrientes de aire.
  • Generación de puestos de trabajo en el sector de la construcción
  • Revaloración del edificio al mercado inmobiliario aumentando su valor

¿Qué se puede rehabilitar?

Por lo visto en el punto anterior, apreciamos que la rehabilitación energética afecta a diversos puntos del edificio, permitiendo actuar de forma progresiva y no de golpe:

Fachadas, cubiertas, tabiques y suelos

Incorporar materiales aislantes en estos elementos reduce significativamente las pérdidas de calor y frío y elimina los problemas acústicos y de humedad.

Ventanas

Renovar las ventanas mejorando el aislamiento térmico incrementa la estanqueidad del edificio. Hay que invertir, no obstante, en ventanas de doble o triple cristal.

Protecciones solares

Incorporar persianas, lamas, toldos, filtros solares, entre otros, reduce la demanda de refrigeración en verano, lo que permite ahorrar energía y reducir la factura de la luz.

Instalaciones energéticas del edificio

La renovación de los equipos de climatización, agua caliente sanitaria (ACS) e iluminación por otros más eficientes disminuye el consumo energético y las emisiones de CO2. A tales efectos, se recomienda:

  • Incorporar sistemas de autoconsumo fotovoltaico para generar, almacenar y compartir electricidad.
  • Incorporar sistemas térmicos con energías renovables como la biomasa, la geotérmica o los captadores solares térmicos.
  • Si tienes parking: instalar un punto de recarga para el coche eléctrico. A demás, si dispones de autoconsumo fotovoltaico, podrás aprovechar la energía del Sol km cero para moverte.

Fuente: Factor Energía

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