Grietas de asentamiento
¿Grietas de asentamiento?
El caso de las mal llamadas Grietas de asentamiento en los edificios
La leyenda urbana sobre las grietas de asentamiento
En los edificios, como en tantas otras cosas de la vida, también hay leyendas urbanas. Aseveraciones que alguien sin fundamento expresó una vez y que otros las fueron repitiendo después a muchos otros sin entrar a analizar sus circunstancias.
Hoy quiero explicar lo que son las mal llamadas grietas de asentamiento que a veces aparecen en los edificios nuevos. Grietas a las que la transmisión “de boca a oreja” ha ido calificando como “normales” en todos los edificios de reciente construcción.
No ha sido ni una ni dos veces, sino muchas más, las ocasiones en que compareciendo en un juicio como perito, se me ha preguntado si las “grietas de asentamiento” existentes en un determinado edificio eran grietas normales.
¿Normales? ¿Es normal que en los edificios aparezcan grietas? ¿Quién ha lanzado esa leyenda urbana de que es normal que a los edificios recién construidos les salgan grietas? ¿Por qué muchos usuarios de edificios conviven con ellas convencidos de que es normal que existan?
En todas esas ocasiones, he tenido que explicar en términos entendibles por personas profanas en la materia como jueces y letrados, que estas grietas mal llamadas de asentamiento que calificaban como normales, en realidad eran grietas generadas por la entrada en carga de los elementos que conforman la estructura de un edificio y que por supuesto, de normales no tenían nada.
La deformación de los elementos estructurales al entrar en carga un edificio
Los edificios modernos se sostienen en una gran mayoría de casos, mediante una estructura por pórticos y forjados de hormigón armado.
Un pórtico es un conjunto formado por elementos horizontales llamados vigas y elementos verticales llamados pilares que reciben las cargas de cada planta de un edificio y las transmiten al terreno a través de los cimientos.
Un forjado es cada uno de los elementos de forma plana y horizontal que actúan como suelo de una planta y como techo de la inmediatamente inferior.
Si miramos un edificio en construcción carente de paredes, veremos que sólo tiene unos elementos lineales verticales que son los pilares y unos elementos planos horizontales que son los forjados, Las vigas nos las veremos porque aunque van de pilar a pilar, están embebidas en los forjados.
Cualquier cosa al soportar una carga, se deforma. En unos casos, mucho y en otros, poco.
Un ejemplo de ello es el de la red de una pista de tenis. Una red nunca está horizontal porque su propio peso inevitablemente produce una pequeña curvatura. Con los forjados de hormigón armado pasa lo mismo. Los forjados se deforman al entrar en carga no sólo como consecuencia de su propio peso, sino también por las sobrecargas que sobre ellos actúan (tabiques, mobiliario, personas, etc).
La medida de la curvatura producida se denomina flecha y a diferencia de las redes de tenis, en el caso de los edificios es inapreciable por el ojo humano. La flecha se mide en milímetros y se cuantifica por la distancia vertical en el punto medio del forjado entre la horizontal y el plano deformado del forjado.
Según las características del forjado, cuando la flecha se mantiene en valores admisibles no produce efectos sobre los elementos constructivos próximos al forjado si se toman unas medidas mínimas de “buen oficio” al realizarlos.
Los elementos constructivos próximos al forjado que pueden verse afectados por la deformación son los tabiques de distribución, las cámaras de aire del cerramiento exterior, las mochetas que tapan instalaciones y los falsos techos de escayola. Todos estos elementos constructivos son débiles por su propia naturaleza al carecer de función estructural.
El proceso generador de este tipo de grietas
Cuando las circunstancias constructivas o de ejecución del forjado son más desfavorables que las habituales, la deformación tiene una flecha superior al valor máximo de la deformación admisible calculada en la fase de proyecto del edificio.
En esta situación el forjado, sin llegar a una situación de colapso, se curva más de lo previsible, produciendo un primer efecto de aparición de grietas en los tabiques de la planta superior y/o de la planta inferior.
Un segundo efecto se produce sobre los enjarjes de las mochetas y entre los tabiques y las hojas interiores de las cámaras de aire del cerramiento. Recordemos que se conoce como enjarje a la traba entre dos elementos constructivos perpendiculares de modo que los ladrillos de las hiladas pares e impares de cada uno de ellos se entrecrucen alternativamente.
Cuando el enjarje de las mochetas y entre tabiques y cámaras es irregular, se producen grietas verticales a lo largo de la arista de encuentro.
Un tercer efecto se produce sobre los falsos techos de escayola que si no poseen una fosa o moldura perimetral, se agrietan al no ser capaces de absorber las diferentes deformaciones de los tabiques que los delimitan.
Estos tres tipos de grietas derivadas de una deformación de los forjados, superior a la admisible, tras su entrada en carga, sólo se producen en el periodo de tiempo consiguiente a la ocupación del edificio por sus usuarios. Es en ese periodo de tiempo cuando al peso de la tabiquería, los revestimientos y los pavimentos, se le añade el peso del mobiliario, los aparatos sanitarios, los electrodomésticos, los útiles personales y por supuesto, el de los habitantes del edificio.
Una vez que el edificio ha entrado en carga, la estructura queda en una situación de equilibrio por lo que las grietas no deben aumentar de dimensión.
El hecho de que las grietas derivadas de la entrada en carga del edificio, se estabilicen y no aumenten de tamaño no quiere decir que sea normal su aparición, sino que siempre se deberán a un defecto en el dimensionado o en la ejecución de la estructura portante del edificio que tiene la cualidad de no ir a más una vez que el edificio ha entrado en carga.
La situación de equilibrio de las grietas derivadas de la entrada en carga de un edificio
La subsanación de las grietas mal llamadas de asentamiento implica comprobar que ha transcurrido un tiempo suficiente para que las cargas debidas a derivadas del peso de tabiques, mobiliario y usuario, han llegado a los valores de utilización normal del edificio. En ese caso, se entiende que el edificio ya ha entrado en carga totalmente, por lo que los efectos de las deformaciones han llegado a una situación de equilibrio.
El modo más claro de comprobar que se ha llegado a esa situación de estabilidad es mediante la colocación de testigos de yeso bajo el control de un técnico competente con titulación de arquitecto o arquitecto técnico.
Los testigos de yeso son pequeñas porciones de mortero de yeso de forma rectangular, de tamaño en torno a 4-6 cm de lado, que se colocan transversalmente a una grieta para comprobar si está activa anotando en él la fecha de colocación. Como el mortero de yeso es un material sin resistencia, cuando la causa originadora de la grieta no ha cesado produce la rotura del testigo, mientras que si la causa ha desaparecido, el mortero permanecerá entero sin romper.
Sólo cuando el arquitecto o el arquitecto técnico encargados de la colocación y control de los testigos, entiendan que éstos han permanecido sin romper al cabo del tiempo que estimen oportuno, se podrá proceder a la reparación de las grietas. En caso de que los testigos, en parte o en su conjunto, hayan roto, será el Técnico el que determinará si las grietas tienen un origen distinto a la entrada en carga de edificio o si el proceso de entrada en carga no ha finalizado y dará por tanto las instrucciones necesarias en base a los datos analizados.
Las obras de subsanación de las grietas derivadas de la entrada en carga de un edificio
En caso de confirmarse la estabilización de las grietas derivadas de la entrada en carga del edificio, se podrán iniciar las obras de subsanación.
Estas obras tendrán que realizarse bajo la dirección de un Técnico competente (arquitecto o arquitecto técnico) y sin perjuicio de lo que en cada caso el Técnico plantee, consistirán fundamentalmente en la corrección de los efectos producidos por las grietas en los paramentos afectados puesto que las causas se consideran cesadas.
La subsanación ha de consistir en las 5 actuaciones siguientes.
Picado de las grietas en toda su longitud desprendiendo los restos de guarnecidos sueltos
Retacado de las oquedades con masilla elástica
Colocación de una trama de poliéster o fibra de vidrio a lo largo de las grietas y fisuras
Guarnecido y enlucido de yeso de la superficie dañada
Aplicación de pintura a la totalidad de los paramentos afectados
Origen de la información: Arquitecto Luis Jurado