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Villarobles: el barrio privado de la costa argentina que gana adeptos por su exclusividad

En esta nota, conocé Villarobles: el barrio privado de la costa argentina que gana adeptos por su exclusividad.

PINAMAR.- Entre los diversos destinos que integran el Partido de la Costa, ganan terreno los barrios cerrados. Literalmente. Todos y cada uno de ellos fueron pensados bajo una misma premisa: ofrecer privacidad y exclusividad a los turistas.

Pero hay un complejo todavía desconocido por muchos, situado en el kilómetro 374 de la ruta 11, que lleva ese concepto al extremo. En un período de 10 años, se construyó una urbanización que hoy apuesta a funcionar como una pequeña y lujosa ciudad a orillas del mar.

Se trata de Villarobles, un emprendimiento que mezcla la estética de Pinamar norte y Cariló, que consta de tres barrios -Serena, Albatros y Brisas-. De los 1800 lotes unifamiliares disponibles para la venta, que varían en tamaño y estilo arquitectónico, el 30% ya tiene dueño. Hay 300 casas ya terminadas y otras 100 en construcción. A futuro, se planea sumar cuatro nuevas urbanizaciones sobre el terreno, que linda con otro selecto destino local: Costa Esmeralda. El primer grano de arena lo aportó Vicente Robles. Hace más de 60 años, el dueño de estas tierras forestó con pinares y eucaliptos 700 de las 1000 hectáreas que conforman el predio. Durante décadas, la vasta superficie funcionó como campo, hasta que, en 2005, comenzó un proceso de transformación integral. Tras el fallecimiento de Robles, sus hijas imaginaron un desarrollo cerca de la ruta y crearon el fideicomiso Links Country del Mar. En 2007, cuando ingresó la desarrolladora Grupo 7 SRL -con Raúl Vertua a la cabeza-, se diseñó lo que se conoce actualmente como Villarobles.

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A 15 minutos de Pinamar. Villarobles se extiende entre la ruta 11 y el mar, con ingreso a una playa que fue virgen hasta hace poco tiempo

La idea de “hogar” cerca del mar El público pertenece en su mayoría a un segmento ABC1. A través del boca a boca, el lugar fue ganando adeptos, que llegan desde distintos puntos del país. Además, a corto plazo, la idea es empezar a captar visitantes del exterior: según afirman los responsables del complejo, están recibiendo consultas desde Uruguay, Chile y Brasil. Sin embargo, la expansión buscará ser contenida, ya que el principal activo y por lo que muchos eligen este sitio es su baja densidad poblacional. Aunque se lucen en el paisaje, el sello distintivo de Villarobles no necesariamente está encarnado por las propiedades, cuyo valor oscila entre US$60.000 en zonas internas y US$600.000 frente al mar. La perspectiva de los desarrolladores viró con los años hacia una idea atractiva: ofrecer a los propietarios no solo un espacio para disfrutar en verano, sino un hogar para construir sus vidas dentro del perímetro del complejo. A lo largo de una avenida asfaltada de 3,5 kilómetros que llega hasta una playa virgen hasta hace poco tiempo, se desplegaron zonas comunes y deportivas. Hay campo de golf de 18 hoyos, canchas de fútbol, básquet, tenis y pádel, que incluirán club house a futuro. El paseo comercial, inaugurado en 2024, cuenta con seis locales, entre los que se incluyen una tienda de muebles, peluquería y salón de belleza, heladerías, cervecerías, un supermercado y un cine al aire libre, resolviendo las necesidades básicas de sus habitantes sin que deban alejarse demasiado. Hay, además, un restaurante en Bullshark, el parador de Villarobles, que es pet friendly.

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Sin bien la playa no es privada, logra conservar una atmósfera de tranquilidad por su lejanía con otros balnearios. Frente al mar, se levanta un resort de departamentos amueblados que opera durante todo el año, con servicios como desayuno y piscina. Si el plan es alquilar una casa, los precios dependen de distintas variables, pero el promedio es de US$14.000 por todo enero. Las lagunas son altamente valoradas por los visitantes, sobre todo para los amantes de los deportes acuáticos, como el kayak. Otros eligen este destino por su entorno natural: la fauna local está compuesta por patos, cisnes, carpinchos, zorros, liebres, teros y golondrinas.

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No solo playa. Los amantes del deporte y de los paisajes naturales, entre los que eligen este exclusivo destino

Puerto marítimo y cancha de polo, entre los proyectos Nada imprime más lujo a Villarobles que sus vías de arribo: cuenta con helipuerto y se encuentran en desarrollo un puerto marítimo y una pista de aterrizaje para aviones privados de 1300 metros de longitud. Entre los proyectos más ambiciosos, además, está prevista una cancha de polo y un hotel siete estrellas, junto al alojamiento multifamiliar ya existente a metros de la orilla. La privacidad es la condición más preciada por los habitués. No es de extrañar, entonces, que figuras del espectáculo y artistas internacionales hayan pasado por aquí en los últimos años sin ser identificados. Otros, en cambio, se dejaron ver. Es el caso de Ricky Martin, que participó en la ceremonia de lanzamiento del complejo en 2015. En 2023, Mariano Iúdica abrió su propio restaurante en la playa, llamado Gran Bamboo, que cerró un año más tarde. Dolores Barreiro y Paula Chaves son solo algunas de las mujeres públicas que pisaron esta arena. La discreción es un paradigma en este enclave de mar y verde: incluso los empleados del lugar eligen el bajo perfil.

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Lujo y comodidades. El complejo cuenta con helipuerto y un coqueto centro comercial para que los residentes no tengan que alejarse del lugar

”Nunca más nos fuimos” Mara Ambrosio y Gerardo Noriega son una pareja de arquitectos que se mudaron hace casi una década a Villarobles y, con el tiempo, empezaron a construir para quienes compran lotes. Ante la visita de LA NACION, se animan a compartir algo de la intimidad del hogar. “Va a ser la primera vez que nos sacan una foto juntos. Hemos dado declaraciones a bastantes revistas en los últimos años, pero nunca mostramos nuestra cara”, dice Mara, entre risas, mientras se prepara para la cámara. “Nosotros compramos en 2015, cuando empezaron a comercializar los lotes. La construcción se inició en 2017; en 2018 pasamos nuestro primer Año Nuevo acá. Y nunca más nos fuimos”, cuenta con gran amabilidad en su casa con vistas privilegiadas. La mujer, oriunda de Santa Fe, rememora el día que conoció Villarobles y sus primeros días como residente: “Vivíamos en Buenos Aires y queríamos mudarnos. Empezamos a ver lugares por San Clemente y hasta Mar del Plata. Cuatro días sin parar. Las opciones eran muchas. Nos topamos finalmente con este lugar. No tenía ni el asfalto hecho. El capataz de ese entonces, José, nos hizo la recorrida”. Quedaron encantados y se dejaron llevar por la intuición. “Desde el momento en el que entramos, dijimos ‘es acá'. Y, a pesar de que no nos daba el presupuesto, estábamos completamente enamorados del terreno y sus lagunas”, suma Gerardo.

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Cambio de vida. Los arquitectos Mara Ambrosio y Gerardo Noriega, de los primeros en llegar a Villarobles, abrieron las puertas de su casa a LA NACION

Cuando llegaron a esta urbanización, vivían no más de 20 personas, con quienes acostumbraban a ir a la playa casi a diario. Hoy, a pesar del crecimiento del barrio cerrado, remarcan que la tranquilidad y todo aquello que los atrajo en un principio no cambió con el paso del tiempo: “Tenemos lo que teníamos antes. La calma, los pinos. Hasta dejamos la puerta abierta. La naturaleza te compra. Las lagunas...hay días que no querés ir a la playa. No nos movemos nunca y tampoco lo vamos a hacer”, indica Mara. Aunque priorizan la paz que reina en Villarobles, no dudan en recomendarlo. “Así como se lo referimos a amigos y conocidos, también tenemos nuestros propios proyectos acá. Creamos un granero y tenemos una segunda casa en construcción a la que apodamos ‘Entre Pinos’. Si hay algo que este lugar tiene es potencial para crecer. Y todavía no explotó”, cierran.

Fuente: La Nación

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