Hace unos años, derivado del racionalismo o movimiento moderno, surgió el brutalismo, que es una de las vertientes arquitectónicas más controvertidas que existen. El estilo arquitectónico brutalista nació en los países comunistas europeos y se popularizó entre las décadas de 1950 y 1970, tras la Segunda Guerra Mundial.
Brutalismo arquitectónico: ¿en qué consiste?
Uno de los propósitos del brutalismo es cuestionar los valores estéticos de la técnica de diseño de la arquitectura común, buscando un contraste crudo.
Se distingue por su apariencia pesada e imponente, usada inicialmente para edificios institucionales. El primero en comenzar a construir el brutalismo arquitectónico fue el arquitecto modernista franco-suizo Le Corbusier, quien se obsesionó con el hormigón, el expresionismo audaz y la forma escultórica del brutalismo en arquitectura.
La aceptación de este movimiento siempre estuvo dividida: mientras algunos arquitectos adoptaron el estilo por su atractivo estético exclusivo, otros lo rechazaban categóricamente, ya que lo veían como unas simples pilas de cemento. Actualmente existe una gran cantidad de edificios inspirados en la arquitectura brutalista que se han convertido en iconos a lo largo de las décadas.
Cuándo nace el brutalismo en arquitectura
Uno de los propósitos del brutalismo arquitectónico es cuestionar los valores estéticos de la técnica de diseño de la arquitectura común, buscando un contraste crudo. Consiste en el empleo de formas geométricas simples y estructuras regulares, tendencia a una ordenación vertical y horizontal, renuncia a la ornamentación y uso de materiales de tipo instrumental como el hormigón y el acero. Incluso, estos materiales también se emplean en la construcción de casas caras, debido a su gran resistencia.
Nace entre los proyectos de reconstrucción en la era de posguerra, intentando dar un estilo más realista y de utilidad social. Estos edificios se caracterizan por construcciones minimalistas que muestran los materiales empleados de manera tosca.
La palabra brutalismo proviene de béton brut, un término francés que se traduce como hormigón en bruto y también se utiliza para describir su evidente estética. Como se mencionó anteriormente, el brutalismo se afianzó en el Reino Unido a mediados del siglo XX. Tuvo lugar cuando las comunidades económicamente atrasadas buscaron métodos de diseño y construcción baratos para el desarrollo de casas, centros comerciales y edificios gubernamentales.
Arquitectura brutalista: características
Principalmente se caracterizó por sus superficies ásperas e inacabadas, formas inusuales, materiales de aspecto pesado, líneas verticales y horizontales y ventanas pequeñas. Si bien el material que más se empleaba era el hormigón, la arquitectura brutalista también adopta otros como el ladrillo, el vidrio, el acero y la piedra tosca.
En los edificios que denotan esta arquitectura normalmente se observan elementos modulares repetidos que forman masas, áreas funcionales específicas, claramente articuladas y agrupadas en un todo unificado. Estéticamente, las características del brutalismo arquitectónico encajan en el contexto del modernismo europeo de las décadas de 1950 y 1970, con su búsqueda de nuevos medios de expresión.
La singularidad de este movimiento radica en la intención de mostrar todos los componentes tangibles de la arquitectura y, por tanto, las formas austeras y las materias primas. Fueron en parte estos aspectos los que marcaron la caída del estilo arquitectónico brutalista de cara a la década de 1980, ya que a menudo esa naturaleza fría se asoció con el totalitarismo. Por otra parte, el hormigón en bruto utilizado en algunas construcciones mostró signos de daño por agua y deterioro que afectaron a la estética general.
Asimismo, influyó el hecho de considerarse parte de la arquitectura socialista, debido a que la mayoría de los arquitectos se inspiraron en la idea de una sociedad idealista. Se creía que sus edificios podrían ayudar a formar un mundo más igualitario, sobre todo por el bajo costo y la rápida construcción asociada con el concreto.
Ejemplos de brutalismo arquitectónico más representativo
Si estás buscando un nuevo hogar en ciudades como Madrid y Barcelona, habrás visto que hay una diversidad en cuanto a estética y materiales empleados en la construcción de los edificios.
Aunque el brutalismo no es tan popular hoy en día, guarda especial relevancia dentro de la historia arquitectónica. Algunos de los edificios más famosos son:
Brutalismo en Torres Blancas, de Sáenz de Oiza, Madrid (1969)
En Madrid, muy cerca del gran Parque del Retiro, se pueden apreciar las Torres Blancas diseñadas por Francisco Javier Sáenz de Oiza, un ejemplo perfecto de arquitectura brutalista. Según el arquitecto español, las torres eran edificios residenciales densamente poblados que él buscó asemejar a árboles enormes. Sin embargo, también en más de una ocasión comentó que su objetivo era hacer ruido visual.
Walden 7, de Ricardo Bofill, Barcelona (1975)
Ubicado en Barcelona, es uno de los edificios más destacados del brutalismo en España. Esta es una de las obras más peculiares del movimiento y la más icónica de Ricardo Bofill, considerándose una de las construcciones más raras y extrañas del mundo. Construida como una vivienda social, está formada por 18 torres que se van desplazando de su base hasta formar un laberinto vertical de siete patios interiores.
Torre Trellick, Londres (1972)
Se trata de una torre residencial de 31 pisos y 98 metros de altura diseñada en estilo brutalista por el arquitecto Ern Goldfinger. Con 217 pisos, el Greater London Council lo destinó a viviendas sociales. No obstante, luego transfirieron la propiedad al consejo local.
El edificio Breuer, Nueva York (1970)
Es considerado una pequeña joya de la arquitectura brutalista en Estados Unidos. Marcel Breuer diseñó la estructura con la intención original de servir como sede del Museo Whitney de Arte Americano.
Fuente: Habitat Inmobiliaria