La arquitectura, en su mejor expresión, no es solo un ejercicio formal, sino una herramienta para evocar emociones, tradiciones y modos de vida. La Casa Casolare Scarani, del estudio Andrew Trotter, logra precisamente eso: traducir el paisaje rural de una región italiana en un hogar contemporáneo que parece haber estado allí desde siempre.
Casa Casolare Scarani: un regreso a la arquitectura mediterránea
Todo en este proyecto habla de una sensibilidad que abarca la historia y la naturaleza del lugar con el lenguaje de la arquitectura mediterránea.
Inspiración del diseño tradicional
Inspirada en los caseríos tradicionales que salpican las colinas italianas, esta vivienda entiende su lugar. No pretende destacar ni imponer su presencia; más bien, busca integrarse y dialogar con su entorno. Desde su materialidad hasta su disposición, todo en este proyecto habla de una sensibilidad que no se limita al diseño, sino que abarca la historia y la naturaleza del lugar con el lenguaje de la arquitectura mediterránea.
Dualidad
La casa combina una estética rural con una limpieza contemporánea que la hace intemporal. Los muros gruesos de ladrillo visto y el revestimiento de estuco blanco evocan los métodos constructivos tradicionales. La dualidad entre lo antiguo y lo nuevo está presente en cada rincón de la casa: un homenaje a la arquitectura mediterránea, pero reinterpretado para responder a las necesidades actuales.
Diseño y sencillez
El diseño se organiza en torno a un patio central, un gesto que no solo conecta los distintos espacios de la casa, sino que también celebra la luz y el aire. Este patio, con su sencillez casi monástica, recuerda que la verdadera riqueza del diseño mediterráneo reside en su capacidad para capturar lo esencial.
En el interior, los espacios son generosos pero discretos. Los techos altos con vigas de madera expuesta y los suelos de piedra natural establecen una continuidad visual y táctil con el exterior. Los muebles y elementos decorativos, cuidadosamente seleccionados, refuerzan esta idea de simplicidad sofisticada. El color, cuando aparece, lo hace en tonos suaves que no compiten con la serenidad del entorno, sino que la complementan.
Más que un proyecto, la Casa Casolare es un manifiesto: una invitación a vivir de forma más pausada, en sintonía con la naturaleza y las tradiciones. En un mundo que tiende al ruido y al exceso, esta casa nos recuerda que la belleza radica en la calma, la sencillez y el respeto por el lugar. Andrew Trotter y Scarani han creado algo más que una vivienda; han diseñado una forma de habitar el tiempo y el espacio con delicadeza y profundidad.
Fuente: Despierta y Mira