Desde que se erigieron las primeras construcciones, la arquitectura ha sido un reflejo de las figuras y estructuras de la naturaleza. De hecho, ya algunos monumentos prehistóricos se construyeron reproduciendo formas y volúmenes de lomas y otros accidentes geográficos. Posteriormente, la arquitectura ha ido evolucionando e incorporando nuevas herramientas y tecnologías, pero siempre manteniendo una unión con los valores y estructuras naturales.
Arquitectura y naturaleza: La necesidad de adaptación al entorno natural
La arquitectura ha ido evolucionando e incorporando nuevas herramientas y tecnologías, pero siempre manteniendo una unión con valores y estructuras naturales.
Empezando por el uso de materiales y avanzando cada día hacia nuevos paradigmas urbanos que fusionan naturaleza, tecnología y arquitectura, la interacción del diseño arquitectónico con el mundo que lo rodea ha ido pasando por distintas etapas desde aquellas construcciones primigenias.
No obstante, debido a la expansión inmobiliaria de las últimas décadas, nuestro mundo dispone cada vez de menos espacios verdes vírgenes. Pese a que conocemos la importancia de preservar el planeta y los entornos naturales, el desarrollo urbano y el aumento poblacional provocan que sigamos expandiéndonos, destruyendo en muchas ocasiones nuestro patrimonio más valioso, que son los bosques y espacios naturales.
Por eso, la arquitectura y el diseño urbano tienen una tarea pendiente con el planeta: la de ser más incluyentes con la naturaleza. Haciendo uso de la creatividad y las nuevas tecnologías, debemos lograr un modelo de arquitectura más sostenible, no solo con los nuevos proyectos que se emprendan, sino también transformando los espacios ya habitados en lugares mucho más ecológicos, donde la vida animal y vegetal tengan cabida.
La arquitectura urbana debe, por tanto, transformar y diseñar espacios donde la naturaleza esté presente más allá de su función ornamental.
¿Cómo ligar arquitectura y naturaleza?
Pese a que los jardines han sido históricamente aquellos reductos naturales conservados en los espacios habitados por el hombre, esta conservación ha ido siempre ligada a las formas y modas de cada sociedad. De ahí que la distribución de los jardines urbanos cuente con patrones que amoldan las formas naturales a las exigencias de la existencia humana.
No obstante, el nuevo paradigma urbano pretende cambiar el diálogo entre arquitectura y naturaleza, respetando las formas naturales por su valor genuino. La conservación de jardines es fundamental para la creación de espacios verdes en las ciudades, pero no se trata de convertir los arbustos y las plantas en esculturas, sino de apreciar su esencia y su valor estético real.
Cualquier espacio es susceptible de ser rediseñado en favor del equilibrio ecológico y, por tanto, lograr una mayor integración de los elementos naturales en el urbanismo y, por ende, convertir nuestras ciudades en lugares más habitables para todas las especies.
Eliminar los límites entre el campo y la ciudad
Históricamente ha existido una diferenciación muy acusada de la vida en el campo y la vida en las ciudades, convirtiendo estas últimas en áreas kilométricas de asfalto y edificaciones magnánimas donde la vegetación o la fauna no tienen cabida.
Sin embargo, ya desde hace algunos años se está apostando por un cambio en la concepción de los núcleos urbanos. Tratando de revertir el afán desmedido de expansión inmobiliaria y apostando por valores más respetuosos con el planeta, las ciudades se están transformando para volver a ser el hogar de todo tipo de ecosistemas.
El ser humano debe convertirse en un anfitrión, no en un enemigo y para ello es imprescindible revertir el impacto negativo de los últimos años de expansión y apostar por nuevos dogmas en materia de urbanismo.
Pilares para una mayor inclusión de la naturaleza
Hay diversos factores que infieren de forma directa en el diálogo entre naturaleza y urbanismo: la energía y materiales utilizados, el sistema de captación de agua, la planificación urbana y de transporte y el impacto sonoro y lumínico, entre otros.
En cuanto a la energía y materiales, es sustancial comenzar a emplear materiales reutilizables que sean respetuosos con el medio ambiente, así como sustituir los combustibles fósiles por energías no contaminantes.
Por otro lado, es imprescindible generar nuevas formas de captación de agua, llevando a cabo un reaprovechamiento y saneamiento ecológico y, cuidando a su vez la biodiversidad de los espacios.
Además, en materia de sostenibilidad es fundamental reducir el uso de vehículos y transportes individuales, apostando por una gran red de transporte público y transformando las ciudades para que existan más zonas aptas para peatones y ciclistas.
En última instancia, cabe destacar la necesidad de reducir la contaminación y el impacto tanto sonoro como lumínico en pro de lograr ciudades más inclusivas con la naturaleza.
Todo lo anterior pasa por un cambio en la economía de las ciudades, apostando por la economía circular y el reaprovechamiento integral de los materiales, evitando así uno de los elementos que más desdibuja la interacción entre naturaleza y entornos urbanos: la generación de desechos sólidos y residuos.
Diseño biofílico: la incorporación de los elementos naturales al espacio urbano
El diseño biofílico es aquel que incorpora elementos naturales o aspectos de la naturaleza en el diseño arquitectónico y de interiores.
Esta corriente de diseño no está basada en la sostenibilidad, sino en una mera incorporación estética de los elementos naturales dentro del espacio urbano, con el objetivo de lograr una mayor conexión entre seres humanos y naturaleza.
No obstante, aunque su concepción tiene un componente estético, el diseño biofílico ha servido para demostrar que la incorporación de la naturaleza a los espacios urbanos no solo mejora la ornamentación en sí de la arquitectura, sino que también tiene efectos positivos en el ser humano, como el aumento de la concentración, la reducción del estrés y una mejora sustancial de la salud mental de todos aquellos que conviven en armonía con la naturaleza.
Fuente: 022 Estudio