En medio del desierto iraní, junto al estrecho de Ormuz, y en la isla del mismo nombre, este proyecto de arquitectura de ZAV Architects emerge como una respuesta audaz al entorno extremo y al empoderamiento de la comunidad local allí donde la tierra y el mar se encuentran.
Arquitectura: un poblado de color en el desierto iraní
El proyecto de arquitectura consiste en una multitud colorida de cúpulas a pequeña escala, destinadas a diversos usos y construidas con la técnica de superadobe.
Arquitectura y capacidad local
Se partió de la premisa de construir con materiales y capacidades locales. El proyecto consiste en una multitud colorida de cúpulas a pequeña escala, destinadas a diversos usos y construidas con la técnica de superadobe, que utiliza tierra apisonada y arena. Las cúpulas son estructuras familiares en la región. Su pequeña escala las hace compatibles con las capacidades de construcción de artesanos locales y trabajadores no cualificados, que fueron preparados para este proyecto con proyectos previos más pequeños. Hoy en día, son maestros albañiles expertos en superadobe.
La estructura de «Presence in Hormuz 2» desafía las convenciones tradicionales, adoptando formas curvilíneas y orgánicas que se funden con la topografía circundante. Se genera así un flujo dinámico que se adapta al viento y al sol abrasador, integrándose de manera armónica con la belleza natural de la isla.
La paleta de materiales utilizados en el proyecto es una declaración en sí misma. Los muros de adobe, una técnica de construcción ancestral, se utilizan para crear una conexión con la rica historia de la isla y su herencia arquitectónica. No solo proporcionan aislamiento térmico en un entorno desértico, sino que también reflejan la voluntad de preservar la identidad cultural y el patrimonio local.
Las aberturas estratégicamente ubicadas permiten que la luz del sol entre en el interior, creando un juego de sombras y reflejos que transforma constantemente los espacios internos. A este juego contribuye también el aspecto exterior de las cúpulas, agrupadas con sus diferentes tamaños y colores, a modo de pieles bañadas por la luz, generando interesantísimos espacios intersticiales de encuentro.
El proyecto también aborda cuestiones de sostenibilidad y autosuficiencia. La recolección de agua de lluvia y la energía solar fotovoltaica son parte integral de su diseño, lo que permite que el edificio funcione de manera autosuficiente en este entorno remoto.
Fuente: Despierta y Mira