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Arquitectura: 6 edificios para entender el brutalismo

Aunque nació en Europa, el brutalismo fue una tendencia que cruzó fronteras y se atrevió a experimentar la arquitectura con la plasticidad del concreto.

El brutalismo en la arquitectura es una corriente del modernismo conocida como la “arquitectura honesta”. Cada estilo arquitectónico tiene cualidades formales, de materiales, e incluso, de estructura, que los hicieron trascender en el tiempo como íconos históricos. Hay estilos que fueron aclamados por la industria y rápidamente acogidos por los arquitectos emergentes, como el art decó y el art nouveau. Otros fueron una respuesta como frente de oposición de las tendencias arquitectónicas del momento, como lo es neoclásico, que aspiraba regresar a los estándares canónicos. El brutalismo, por su parte, fue una tendencia que respondió a sus acontecimientos históricos y que recibió fuertes críticas por su estética.

Derivado del término francés béton brut, que significa cemento puro, el brutalismo en la arquitectura moderna nació de la necesidad de reconstruir naciones, luego de la Segunda Guerra Mundial. De esta forma, la arquitectura comenzó a proyectarse con presupuestos limitados, lo que trajo como consecuencia que se dejaran de lado los acabados y revestimientos, dejando así, el concreto aparente. En la década de los 50, y hasta los 80, la arquitectura brutalista tomó fuerza, ya no como una necesidad, sino como un estilo que aspiraba a la pureza de sus materiales y sus formas. Masivo, crudo, apelando a lo ortogonal, sumamente geométrico y estoico, el brutalismo en la arquitectura cruzó las fronteras europeas, expandiendo un legado atribuido a Le Corbusier. Así, países como Estados Unidos, Brasil o México exploraron esta corriente.

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Unité d’Habitation -Le Corbusier, Francia

Le Corbusier es considerado el padre del modernismo, y en el brutalismo no es la excepción. Unité d’Habitation fue un proyecto afectado en múltiples ocasiones por la Segunda Guerra Mundial. La primera de dichas afectaciones comienza en el retraso de la obra, ampliando el tiempo de construcción estimado de un año, hasta los cinco que duró. La segunda afectación fue el recorte en el presupuesto otorgado, motivo por el cual se descartó el uso de revestimientos y se optó por una estructura de concreto aparente.

Unité d’Habitation muestra los primeros esbozos de una planta libre, pues la planta baja es un conjunto intrínseco de columnas y planos diagonales sobre la que reposa un edificio de 337 departamentos. En concreto puro y un rítmico diseño de cimbras, con una altura de 56 metros, y una longitud de más de 100, el conjunto habitacional de Le Corbusier es de los primeros ejemplares del brutalismo en la arquitectura.

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SESC Pompéia - Lina Bo Bardi, Brasil

Brasil es un país latinoamericano fuertemente influenciado por el brutalismo en la arquitectura. El SESC Pompéia es conocido por su tendencia brutalista tardía, pues la construcción terminó en 1986. En este edificio, Lina Bo Bardi impregnó sus orígenes europeos, pues la arquitecta italiana intervino lo que antiguamente era una fábrica, con concreto aparente y una estructura cruda.

El complejo cultural y deportivo apuesta por una geometría masiva con dos edificios verticales, únicamente interrumpidos por las ventanas que juegan a lo largo de su altura. Ambas estructuras de concreto están conectadas por ocho puentes, también en concreto, que forman una robusta telaraña brutalista.

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Instituto Salk - Louis Kahn, Estados Unidos

El icónico instituto destinado a las investigaciones de biología molecular, del arquitecto Kahn, es otro representante del brutalismo en la arquitectura, pero con una visión más poética. Ubicado en una costa de California, el Instituto Salk es mundialmente conocido por arquitectura, en especial por la plaza, de concreto aparente, en la que discurre una canaleta por a lo largo de su centro y que desemboca en las aguas del Pacífico.

Louis Kahn desarrolló los laboratorios y centros de investigación en una serie de edificios, de seis niveles, girados a 45 grados en relación a la línea de agua en la plaza. De concreto aparente, y unos toques de madera, el complejo de ciencia juega con el estilo brutalista y la luz, una combinación ganadora y poco explorada en su momento.

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Torres Blancas - Francisco Javier Sáenz, España

La plasticidad brutalista de Torres Blancas muestra el lado curvo de la arquitectura española. El edificio de departamentos es el máximo exponente del estilismo que el brutalismo buscó en la arquitectura, no como una reducción de costos, sino como una exploración estética. Con una altura de 81 metros, esta obra arquitectónica se erige con un conjunto de planos curveados en concreto aparente. Cada uno de los salientes circulares es una terraza, que están interrumpidos y enlazados por líneas verticales.

Torres Blancas, del arquitecto Francisco Javier Sáenz, revolucionó la arquitectura madrileña a finales de la década de los 60, pero su legado brutalista se mantiene en la historia de la arquitectura.

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Habitat 67 - Moshe Safdie, Canadá

El arquitecto Moshe Safdie explotó al máximo la capacidad estructural de concreto en Habitat 67. Este edificio, ubicado en Montreal, fue resultado de la experimentación del brutalismo en la arquitectura en la tesis doctoral de Safdie. El proyecto fue construido posteriormente como parte de la Exposición Universal de 1967.

El conjunto habitacional explora una plasticidad dinámica, como una red de departamentos sobrepuestos, remetidos, salidos, y hasta volados. Sin ningún revestimiento, y en concreto entintado, Habitat 67 es evidencia del portento de la arquitectura brutalista como medio de expresión.

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Centro Cultural Universitario - Orso Núñez Ruíz-Velasco, México

En la zona cultural de Ciudad Universitaria, se encuentra un tesoro del brutalismo en la arquitectura mexicana. El CCU es otra de las obras del brutalismo tardío en Latinoamérica, pues su construcción terminó en 1980. A pesar de su desfase temporal en la tendencia, el proyecto de Orso Núñez es una oda al concreto en su forma más honesta, con una estudiada textura a base de cimbas horizontales.

Más allá de las texturas y formas, el Centro Cultura Universitario también introduce las tonalidades, con diferentes grises y hasta marrones en un concreto expuesto y robusto. De dimensiones magnánimas y con planos inclinados entre líneas verticales y horizontales, el brutalismo en la arquitectura del CCU se atreve un juego de sombras excepcional.

Fuente: ADMagazine

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