Si escucha a alguien en mitad de la calle decir que unos pantalones vaqueros son capaces de conseguir aislamiento térmico en un edificio probablemente pensaría que quien habla desconoce o bien lo que significa el aislamiento térmico, o bien las propiedades físicas de esa prenda de vestir.
¿Qué es el aislamiento térmico y cómo conseguirlo en una vivienda?
El uso del aislamiento térmico va camino de conseguirlo y reducir en un 30% la pérdida de energía para aclimatar nuestra vivienda.
Sin embargo, el dato sería totalmente cierto. Esa es una de las muchas maneras de conseguir aislar una vivienda del frío o calor externos.
Aislamiento térmico
Pero, comencemos primero por conocer algunos datos sobre el aislamiento térmico o energético. Hoy en día, conseguirlo en un edificio es un objetivo primordial en las nuevas edificaciones. Durante el confinamiento por la pandemia se puso sobre la mesa una realidad: la mayoría de las casas no están bien acondicionadas. Pasar las 24 horas en ellas y mantenerlas con un buen nivel de confort no era tarea sencilla sin gastar mucho dinero.
Muchas viviendas carecen de aislamiento térmico, ya que son previas a la existencia de normas específicas. Existe un elevado porcentaje de edificios residenciales construidos sin medidas de aislamiento, obsoletos desde el punto de vista energético. Es difícil precisar la cifra exacta.
Rehabilitación energética de la vivienda
Las políticas energéticas más recientes son conscientes de que, para reducir el consumo energético y cumplir los objetivos establecidos por la Unión Europea para los años 2030 y 2050, se debe incidir necesariamente en la rehabilitación energética del parque residencial existente y esas medidas de rehabilitación deberían centrarse en alcanzar un parque residencial de consumo casi nulo.
Estas estrategias, en su mayoría, combinan medidas de aislamiento térmico en fachada, mejora de la estanqueidad y el aislamiento térmico en las ventanas, ventilación natural y generación de energías renovables.
Las principales ventajas de la utilización de un eficiente aislamiento térmico son evitar la pérdida de calor a través de paredes, mantener estable la temperatura del interior de la vivienda y, de esta forma, garantiza el confort, independientemente de las condiciones ambientales del exterior, y reducir en un 30% la inversión necesaria para la aclimatación de las estancias. Las pérdidas y ganancias de calor que se producen a través de elementos como fachadas suponen un 30 % del total energético consumido en una casa familiar.
“El aislamiento térmico es una capa que se pone normalmente en lo que se conoce como la envolvente del edificio, es decir, en todas las divisiones como la fachada, la cubierta y el forjado que están en contacto con personas. Esa envolvente es multicapas y una de ellas es lo que se llama aislamiento térmico. Su función es disminuir la temperatura del cerramiento, de tal manera que hay una cara que está en contacto con el exterior y otra con el interior. Si observáramos de manera transversal esa envolvente, veríamos cómo se va produciendo un descenso de temperatura o un aumento, dependiendo de lo que busquemos”, explica María Teresa Cuerdo Vilches, investigadora del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETcc - CSIC).
Aislamiento orgánico e inorgánico
Los aislantes térmicos pueden ser orgánicos e inorgánicos. Los primeros normalmente tienen un componente plástico importante. Los inorgánicos están hechos de lana mineral o lana de vidrio (derivados). “El problema de los inorgánicos es su gran capacidad para absorber agua, lo que los hace inservibles en algunas ocasiones. También existen una serie de materiales de origen vegetal con propiedades aislantes como fibras hechas de derivados del cannabis, la paja, la lana de oveja y la tela vaquera. El peligro es que pueden convertirse en comida para los roedores”, dice la experta. Los materiales naturales porosos fabricados a partir de las fibras que se obtienen del deshilachado de las prendas recicladas de algodón son una buena solución para el aislamiento térmico.
Un reciente estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid ha utilizado material formado por fibras de algodón obtenidas por el deshilachado de vaqueros reciclados utilizando un molino de cuchillas. Las fibras se entrelazan para producir un tejido utilizando la técnica del punzonado, que consigue una red de fibras unidas de manera mecánica sin utilizar ningún tipo de ligante.
Fuente: BBVA